Los riesgos incluyen desórdenes auditivos y neurológicos, que en sus formas más agudas pueden inducir al suicidio. La palabra de tres especialistas consultadas por Popular.
Especialistas advierten que la proliferación descontrolada de motos ruidosas agrava los registros de contaminación acústica en el AMBA, que de por sí se encuentran entre los peores del mundo de acuerdo a recientes mediciones. Según los expertos, el elevado ruido ambiente provoca serios desórdenes auditivos y neurológicos.
Así lo aseguró Andrea Gloria Barreira, otoneuróloga, al señalar que el ruido extremo es causa de enfermedades escasamente reflejadas en las estadísticas, pero cuyos efectos nocivos se hacen sentir en la salud mental y física de miles de argentinos y que en sus formas más agudas pueden conducir al suicidio.
En diálogo con Popular, Barreira, especialista en tinnitus y vértigo y médica del Hospital de Rehabilitación "Manuel Roca", expresó algo que parece imposible: el ruido mata. De acuerdo con su experiencia, la exposición al ruido por encima de los umbrales de tolerancia provoca perturbaciones en el aparato auditivo y el sistema nervioso, que en sus casos más extremos inducen al suicidio. "Veo todo el tiempo pacientes al límite de su resistencia nerviosa, afectados por el ruido. Me manifiestan que les cuesta salir a la calle y demandan antidepresivos. También es común que lleguen chicos que se niegan a ir a la escuela", indicó Barreira que destacó que esto que parece exagerado es muy frecuente en aquellas personas sensibles y expuestas a ruidos extremos.
La especialista se refirió tanto al "rumor" constante que genera el tránsito en zonas de alta concentración de vehículos, como a eventos repentinos tales como el atronar de una moto con escape antirreglamentario, la activación de una alarma o el ladrido de un perro que irrumpe en medio de la noche alterando el descanso y produciendo sobresalto. Según Barreira, uno de los desórdenes auditivos más frecuentes causados por los ruidos de alta intensidad es el tinnitus, que es un silbido o zumbido en uno o ambos oídos que puede ser constante o ir y venir, y que a menudo viene asociado con la pérdida de audición.Se considera ruido molesto a la perturbación del descanso, la convivencia o la tranquilidad pública mediante ruidos que por su volumen, reiteración o persistencia excedan la normal tolerancia. El Área Metropolitana (AMBA) es considerada una de las más ruidosas del mundo, con niveles de contaminación acústica que superan los umbrales considerados tolerables para la salud humana por la Organización Mundial de la Salud (OMS).Según la OMS, el límite superior es de 50dB, mientras que España ubica el nivel de confort acústico en los 55dB. Estudios recientes certifican que en determinadas zonas de la Ciudad de Buenos Aires, el nivel de ruido alcanza los 70dB, siendo que la ordenanza municipal indica los 45dB como nivel recomendado para una mejor calidad de vida con menor impacto para la salud. Carolina Oyola y Belén De la Madrid, ambas integrantes del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y especializadas en trastornos de ansiedad y del ánimo explicaron que "hay una superpoblación de motos en los últimos años por cuestiones ligadas a la economía y la rapidez como medio de transporte, pero al mismo tiempo no ha habido un mayor control que limitara las emisiones ruidosas y también hay una falta de empatía por las consecuencias que esos ruidos provocan en los otros".
Según Oyola, hay una población vulnerable con una hipersensibilidad auditiva al ruido extremo. "Las personas con autismo son particularmente afectadas por los ruidos de alta intensidad que interfieren en las actividades de integración de los pacientes", explicó. Ambas especialistas coincidieron en que "estos son los casos más evidentes del efecto que el ruido intenso produce en la salud psíquica y física de las personas con alta sensibilidad auditiva, pero el resto de la población también sufre sus consecuencias aunque no nos demos cuenta".
El ruido y sus consecuencias
La exposición prolongada al ruido afecta seriamente nuestra salud produciendo molestias, trastornos del sueño, alteraciones cardiovasculares, metabólicas, cefaleas, irritabilidad y agresividad. Y cuando ya hay daño otológico (causado por una explosión o arma de fuego), genera una hipoacusia sensorial y tinnitus, provocando un trauma acústico que desencadena los ruidos internos o acúfenos, que se suman a estos ruidos externos ambientales.
También ante una situación permanente de nerviosismo y estrés causado por el ruido, el resultado es una hipersensibilidad a los ruidos, que nos lleva a una hiperacusia por esta ansiedad que nos provoca, aunque también puede ser un síntoma que acompañe a una depresión o a otras enfermedades. Muchas personas, en tanto, sufren misofonía, que es una reacción psicológica desmedida caracterizada por una sensibilidad selectiva del sonido. Así nos va llevando a sufrir estrés por ruido, donde ya aconsejamos entrenamientos de relajación y terapias conductivo-conductuales.