
Así lo manifestó el secretario general de la junta interna de ATE, Alejandro Lipcovich. Dijo que la decisión del Presidente genera "un enorme rechazo" y denunció el ajuste del Gobierno. Pidió frenar "la degradación del hospital".
El secretario general de la junta interna de ATE del Hospital Garrahan, Alejandro Lipcovich, expresó este sábado el malestar de los trabajadores por el veto de Javier Milei a la ley que buscaba recomponer salarios y terminar con la precarización de becas en el centro pediátrico. “El hospital está con una bronca bárbara porque, si bien sabíamos que la decisión del presidente tenía un 99% de probabilidad, no deja de generar un enorme rechazo", manifestó.
"La sensación generalizada es que nuestro reclamo es justo, respaldado por las familias y por la realidad que vivimos todos los días”, subrayó en declaraciones radiales.
Lipcovich explicó que la medida vetada por Milei no sólo contemplaba la recomposición salarial, sino también un primer paso para frenar el vaciamiento que sufre el Garrahan, evidenciado en la renuncia constante de profesionales calificados que migran al sector privado. “Se privatiza un recurso humano formado en el sistema público y se niega el usufructo de ese recurso a los niños y niñas del país, restringiéndolo sólo a quienes tienen dinero”, señaló.
El dirigente destacó que el ajuste implementado por la administración de La Libertad Avanza se materializa en la asfixia presupuestaria y en el congelamiento de los salarios, lo que genera una “sangría paulatina” que impacta directamente en la atención pediátrica pública. “No es una paritaria más, se trata de frenar la degradación del hospital”, aseguró.
Frente al veto, los trabajadores continúan con medidas de fuerza. Hubo paros y movilizaciones a Plaza de Mayo, un 'ruidazo nacional' con amplia repercusión y un festival cultural en el CCK. Ahora, el miércoles se preparan para una nueva jornada de protesta. “Vamos de vuelta al paro y a movilizarnos al Congreso junto con las universidades, porque entendemos que puede producirse una irrupción popular que condicione tanto al Parlamento como al gobierno”, afirmó Lipcovich.
El sindicalista remarcó, además, que la masividad de las acciones revela un cambio en el clima social. “El ruidazo fue planteado de un día para otro y captó un sentimiento generalizado. Eso demuestra que el gobierno no tiene un apoyo popular sostenido para llevar adelante este ajuste. Hoy está en retroceso y debilitado, y se defiende a los golpes profundizando el ajuste”, analizó Lipcovich.