Cuatrerismo: productores hartos evalúan irse de la provincia

INSEGURIDAD RURAL EN LA FRONTERA DE CORRIENTES. Delincuentes brasileños mataron a tiros diez vacas en un campo de Torrent.

A PESAR DE LOS CONTROLES REFORZADOS EN LA ZONA FRONTERIZA, LAS BANDAS DE ABIGEATO QUE CRUZAN EL RÍO URUGUAY DESDE BRASIL SIGUEN OPERANDO CON IMPUNIDAD. EN EL ÚLTIMO HECHO, MATARON A TIROS DIEZ VACAS EN UN ESTABLECIMIENTO DE TORRENT Y NO SE LLEVARON NADA. "YA NO SE PUEDE MÁS, VOY A VENDER TODO", DIJO EL PRODUCTOR AFECTADO. (FOTO: DIGITAL SANTO TOMÉ)

La calma volvió a romperse en la frontera. Los cuatreros brasileños -que nunca se fueron del todo- reaparecieron en la zona rural de Santo Tomé, reeditando una modalidad delictiva que desde hace tiempo castiga a los pequeños productores ganaderos de la costa del río Uruguay.

El último episodio ocurrió el domingo pasado a la madrugada, en el establecimiento "Las Teres", ubicado en la zona de Torrent, a unos 60 kilómetros al sur de Santo Tomé, sobre las márgenes del río. Allí, un grupo de delincuentes armados mató a tiros diez vacas y dejó heridas a otras dos, en un hecho de extrema violencia que volvió a poner en evidencia la vulnerabilidad de los campos correntinos frente al abigeato fronterizo.

Lo llamativo es que, en esta oportunidad, los cuatreros no se llevaron nada. Todo indica que el ataque podría haber sido interrumpido por un enfrentamiento armado con una fuerza de seguridad, posiblemente Prefectura Naval Argentina, aunque esa versión no fue confirmada oficialmente.

VENDER TODO

El propietario de los animales, conocido como el "Negro" Herrera, no oculta su indignación: "Es una barbaridad lo que me hicieron, mataron a diez animales a tiros y no se llevaron nada. Vinieron a matar a mis vacas. Ya no se puede más, capaz voy a vender todo o buscar otro lugar", relató con impotencia.

Herrera no es el único que piensa así. En los últimos meses, varios productores de la zona rural de Santo Tomé, Alvear y Garruchos manifestaron su hartazgo por la reiteración de hechos de cuatrerismo que, lejos de disminuir, parecen haberse intensificado. Algunos incluso evalúan vender sus campos y mudarse a otras provincias para continuar con su actividad.

Según fuentes rurales, el modus operandi de estas bandas se repite: los delincuentes cruzan el río Uruguay durante la noche, desde el lado brasileño, ingresan a los campos argentinos, matan o faenan animales en el lugar y luego trasladan la carne o las partes de mayor valor de regreso a su país, utilizando canoas o balsas para cruzar la frontera fluvial.

La impunidad con la que operan se debe, en parte, a la dificultad para controlar los extensos márgenes del río, cubiertos de montes y esteros, donde los caminos son precarios y las patrullas deben cubrir grandes distancias.

Durante el último mes y medio, las autoridades locales y fuerzas de seguridad intensificaron los controles en distintos puntos de la frontera, en un intento por frenar los robos de ganado. Sin embargo, los resultados son limitados. El caso del campo de Herrera demuestra que, a pesar del refuerzo de vigilancia, las bandas siguen activas y cada vez más violentas.

Los productores aseguran que la situación se volvió insostenible. Los ataques no sólo generan pérdidas económicas, sino también un creciente clima de miedo e impotencia. "Vivimos con el corazón en la boca. No sabés si a la noche te van a entrar al campo, si te van a robar o te van a disparar", relató otro productor de la zona, que prefirió no dar su nombre.