
SALUD Y BIENESTAR. El trastorno se caracteriza por una idea obsesiva e infundada de infidelidad. Puede escalar a niveles peligrosos si no se trata.
En el complejo universo de las relaciones afectivas, los celos suelen aparecer como una emoción común. Sin embargo, cuando se vuelven persistentes, irracionales y desproporcionados, pueden dar lugar a una condición psicológica conocida como síndrome de Otelo.
Este trastorno, también denominado celotipia delirante, fue bautizado en referencia al personaje trágico de William Shakespeare, Otelo, quien asesina a su esposa convencido, erróneamente, de que le fue infiel. El nombre no es casual: quienes padecen este síndrome desarrollan una convicción inquebrantable y sin pruebas de que su pareja mantiene una relación con otra persona.
Características del síndrome
Especialistas en salud mental explican que este tipo de celos no responde a una situación real ni a señales objetivas. Quien lo padece interpreta de forma distorsionada situaciones cotidianas, como una sonrisa, un mensaje o una mirada, como pruebas de infidelidad.
Un trastorno que puede escalar
El síndrome de Otelo puede ir desde comportamientos controladores hasta situaciones extremas, como el acoso o el femicidio.
No se trata de una simple inseguridad ni de una falta de confianza puntual. En la mayoría de los casos, está asociado a trastornos mentales mayores, como la esquizofrenia, el trastorno delirante paranoide o el abuso de sustancias.
Señales de alerta
• Sospechas constantes sin motivo real
• Necesidad de control permanente sobre la pareja
• Conductas compulsivas de revisión (mensajes, redes, llamadas)
• Interpretación paranoica de situaciones neutrales
• Agresividad o manipulación emocional
¿Tiene tratamiento?
El síndrome de Otelo requiere intervención profesional. El tratamiento puede incluir psicoterapia, medicación antipsicótica y, en algunos casos, abordaje psiquiátrico.
Detectarlo a tiempo no solo puede salvar una relación, sino también prevenir situaciones de violencia.